Plein Air, es una pintura al óleo realizada por Ramón Casas en 1890 y actualmente expuesta en el Museo Nacional de Arte de Cataluña de Barcelona.
Exhibida en la Exposición General de Bellas Artes de Barcelona del año 1891, Casas había pintado esta obra el año anterior en París. En esta etapa ya estaba confirmado el estilo del pintor con luces muy tamizadas y tenues
que reflejaban la inmediatez de la pintura en "pleno aire" con figuras bien delimitadas pero evanescentes. Lo que más destaca en el cuadro, con el cual Casas obtuvo el primer éxito significativo en Barcelona,
es su compleja composición espacial: los tres términos de profundidad están señalados por la línea rota que une la silla vacía en primer plano, la figura femenina que se encuentra sentada delante del velador y la masculina
en el fondo. Como Degas, el encuadre acusa claras influencias de la fotografía, y el motivo, con la relación no explicada entre los dos personajes, resulta envuelto en un halo misterioso y poético, muy del gusto de
cierta pintura de final de siglo en la cual Casas estaba inmerso.
Plein air es una de las pinturas más paradigmáticas de Casas y una de las que mejor ilustran el cambio que este artista y Rusiñol introdujeron en la pintura catalana de finales del siglo XIX. Aunque Casas utilizó, en cuanto
al tema, algunos elementos del impresionismo, (se puede acercar en este sentido a El ajenjo de 1876 de Degas, Le prune de 1878 de Manet o Bebedora del 1889 de Toulouse-Lautrec, las protagonistas del cual son mujeres
al lado de la mesa de un bar en actitud ausente), su pintura de aquel momento está en la línea de la pintura naturalista francesa. También hace falta destacar que se trata de una escena que transcurre al aire libre
y que incorpora el paisaje urbano como telón de fondo. La composición de esta escena fugaz, se resuelve de una forma atrevida ya que los elementos del cuadro parecen ultrapasar los límites de la propia tela y el color
está tratado casi monocromáticamente en una armonía de grises que envuelven la escena de una cierta neblina que difumina los contornos.
Es lógico, pues, que en este tipo de pinturas que además plantean una instantánea fugaz, el argumento de la pintura, lo ha de decidir la imaginación del espectador, entrase en conflicto con el gusto artístico imperante
entonces en Barcelona. Pero esto no impidió, afortunadamente, que Plein air que formaba junto con Interior y examen de conciencia, parte de la Primera Exposición General de Bellas Artes de Barcelona, celebrada en 1891,se
adquiriese con la destinación al incipiente Museo Municipal de esta ciudad, inaugurado el mes de enero de ese mismo año.
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Ramon Casas i Carbó (Barcelona, 4 January 1866-29, February 1932) is one of the most representative artists of Catalan Modernism and Catalan painting until the first third of the twentieth century. His work became a
key benchmark because it is very representative of the modernity imported from Paris, the social vision describing the crowds and the representation of a certain vision of the female figure. Works such as the Ball al
Moulin de la Galette (1890-1891, (Dance at the Moulin de la Galette) Cau Ferrat Museum Sitges) Plein Air (1891, MNAC), Madeleine (1892, Museum of Montserrat), la carga (the charge) (1899, Museum of the Garrotxa, Olot
) or La sargantain (1907 Cercle del Liceu) are authentic icons of modern Catalan painting.
Son of a family of manufacturers from the high bourgeoisie, Ramon Casas is a fully vocational painter from his adolescence. At age 15, he moved to Paris to study at the workshop of Duran Carolus, where he first met and
befriended artists, such as the French painter Maurice Lobre. With Durand he comes into contact with modern impressionism (Edouard Manet) and with Hispanic painting, he became a great admirer of Velázquez. In 1883 he
exhibited at the Salon del Champ de Mars, a self portrait in flamenco dress. He completed his artistic training painting in Granada and Madrid (1884-1885). He went back to Barcelona, later he also painted in Seville.
The stay in Paris, where he shared home and studio with Santiago Rusiñol at the Moulin de la Galette (1890-1892) marks a turning point in its evolution. Influenced by Toulouse-Lautrec and Steinlen, he became an excellent
draftsman with a sure and characteristic stroke, evident in the illustrations of features that Rusiñol sent to La Vanguardia, the famed Parisian chronicles "Desde el Molino" (From the mill) (1890-1892). His
oil painting is closer to Degas and Whistler, showing a strong personality that critics at that time called “gray paint", a real import of the impressionist modernity to Catalan painting. Works such as Plein Air,
Interior al Moulin de la Galette or portraits of Erik Satie and Madeleine Boisguillaume and consolidate his triumph as one of the greatest painters of the time.
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